miércoles, 27 de abril de 2011

............ Más que Mil Palabras


“Los niños necesitan más de modelos que de críticos.” Joseph Joubert

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El tiempo que los padres les dedican a sus hijos es supremamente importante para su desarrollo, ya que los pequeños tienen la oportunidad de compartir, con sus principales modelos de vida, sus problemas, inquietudes, dudas, y pueden escuchar de la boca de sus adultos circundantes más influyentes las soluciones y consejos oportunos para tales preocupaciones. Sin embargo, sería digno de estudio el poder efectivo de ese tiempo prolongado de intercambio verbal en comparación con unos cuantos segundos de acciones bien orientadas y acordes con un correcto proyecto de vida.

Una vez me topé con un niño que tenía la muy mala costumbre de alzar la voz desenfrenadamente al querer expresar cualquier deseo, y aún consciente de su error a temprana edad, el infante exclamaba con gestos de impotencia que no podía evitarlo, que era más fuerte que él. Al comunicarle la situación a sus representantes, el papá me indicaba con un gesto de desdén profundo, que era una soberana exageración de mi parte, puesto que él se tomaba un poco más de 300 minutos semanales para conversar con su hijo sobre ese y otros temas importantes para su desarrollo intelectual y emocional. Dentro de ese amplio tiempo con el que contaba el afortunado niño en compañía de su padre, también se incluían juegos y diversas actividades recreativas que afianzaban los lazos filiales. Cuando escuché tamaña estructura organizativa, digna de emulaciones en grandes corporaciones, en torno al alumno, respiré aliviado pensando que la solución del problema ya estaba cerca y que el niño pronto dejaría esa conducta irregular.

Transcurrieron un par de semanas y el joven en cuestión intensificaba el nivel de sus decibeles al comunicarse verbalmente. Sinceramente, me encontraba desarmado como docente. ¿Cómo, si este impúber cuenta con tanta atención temporal sobre este problema comunicativo y además está consciente de su debilidad, no mejora para nada y más bien pareciera empeorar? Decidí observar a sus padres, sin cronómetro en mano, durante la salida de la escuela, y lo que vi fue absolutamente revelador: mientras el chamo se intentaba montar en el vehículo de su padre de manera abrupta, pues el carro detenía el tráfico, escuché y observé estupefacto como el “señor cronómetro” gritaba al niño con una voz tan fuerte que haría palidecer al finado Luciano Pavarotti. Y no conforme con eso, una vez despertada la euforia del infante por los gritos en ese preciso instante, el organizado y cronometrado progenitor le vociferaba al pre púber “¡te he dicho que no grites, coño!”. Fue un momento que se balanceaba absolutamente entre lo revelador y lo risible.

Después de entender la causa real del problema, procedí a citar al señor para comunicarle mi descubrimiento, pero cuando le solté mi observación, luego de ofenderse, me expresó que no recordaba haber hecho eso. Ahí, justo ahí, entendí que se trataba de un círculo vicioso de gritos que pasaba inconscientemente de generación en generación y que la familia entera necesitaba dejar la cuenta de minutos dedicados al joven y buscar ayuda más especializada para romper dicho círculo vicioso. Le insistí en el tópico, pero desafortunadamente el tiempo dedicado a mí, como el profesor de su hijo, se había terminado intempestiva y convenientemente, por lo que el señor se fue apurado.

Son un sinfín de errores los que cometemos los padres, errores que casi siempre creemos que provienen de aquello que decimos, y resulta que para los pequeños somos modelos a seguir, más por nuestras acciones que por nuestras palabras. Cuando uno le dice “te amo” a uno de nuestros hijos, esas palabras se sienten en cada célula del cuerpo del muchacho cuando vienen aderezadas de un gran abrazo y un beso; si no, serán simples palabras que servirán para alimentar al viento.

Lic. Javier Gómez

1 comentario:

  1. Instructivo artículo.¡ojala! lo leyeran padres con hijos en edad prescolar, para lograr adultos con valores ,sin resentimientos ,y confianza en si mismo.Pero se logra como dice JAVIER más HECHOS que PALABRAS .

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